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Gari Enrique Ronquillo Pazmiño

Se llamaba Gari Enrique Ronquillo Pazmiño, pero sus hijas pusieron en su lápida “Gari Enrique San Román”. Le gustaba usar ese como su nombre artístico. Porque él era economista y abogado, pero su pasión siempre fue el canto. Ya en la tercera edad se animó a grabar dos discos de baladas y boleros con ayuda de pistas, en el estudio de un amigo. Los vendía a 5 dólares. Por las noches, tocaba su guitarra. Quizá para aliviar la pena de la muerte de su esposa, diez años atrás, o para recobrar fuerzas y ser apoyo de sus tres hijas y sus cinco nietos, en especial de Arianna y Paúl, a quienes crió como hijos propios. Nació y creció en Ancón, Santa Elena, cuando aún funcionaba ahí el campamento de la Anglo, de donde brotó petróleo por primera vez en Ecuador hace más de 100 años. El 1 de marzo cumplió 81 años junto a su familia, en la cevichería de su compadre. Comió camarones, cantó y fue feliz.

Eduardo Mieles Viteri

Memorias Vivas