Jorge Armando Mejía Ramírez
Un profesional del volante fue Jorge Mejía. Un hombre de familia, según dicen sus parientes, que nació en Esmeraldas y gustaba de ver películas y series televisivas acompañado de sus seres queridos. Carismático y alegre, amaba ir con ellos a pasear por donde ellos le pidieran. Pero había un lugar especial que nunca faltaba en sus recorridos: el malecón. Todas las noches, después del trabajo, iba allá con su familia. “Era un excelente padre, amoroso y comprensivo”, dice su esposa, Yahaira Carrasco. Jorge era el segundo de seis hermanos. Aunque le agradaba ver los partidos de la selección nacional, no era hincha de ningún equipo. Era un hombre muy inteligente, concuerdan quienes lo conocieron. Se había graduado de físico matemático y conocía mucho de mecánica, electricidad y construcción. “Lo aprendía todo a la velocidad del rayo. Yo me sentía muy orgullosa de él”, comenta Yahaira. Se conocieron muy jóvenes. “Fuimos amor de infancia y nos quedamos juntos”, evoca ahora.